Este sábado pasado 27 de Octubre, tuvo lugar la primera salida de senderismo consciente que teníamos pensado desarrollar desde tiempo atrás en un tándem entre GranAlpina y Presentia.
Tras realizar el ciclo de atención plena el pasado curso en el centro Presentia con Carmen. Buitre y yo quedamos totalmente prendados de los beneficios de la práctica del Mindfulnes, pero sobre todo de la calidad didáctica y personal que allí pudimos palpar.
Después de algunas interesantes charlas, surgió la idea de conjugar ambas prácticas. Mindfulnes y senderismo en una sola actividad. Desde un principio nos cautivó la idea y comenzamos a darle forma: Desarrollo de itinerarios, interpretaciones de los mismos y como no; meditaciones guiadas por profesionales.
Con los nervios de un colegial en su primer día de clase, nos presentamos el sábado a las 9 de la mañana en el punto de encuentro. El grupo comenzó a llegar poco a poco, hasta que se completó. Subimos a las furgonetas y marchamos rumbo a la playa. Nuestro destino “La Herradura” en el Paraje Natural de Maro-Cerro Gordo.
Sobre las 10 de la mañana llegamos a nuestro destino y tras las pertinentes indicaciones de la ruta y de las buenas formas de caminar por el monte, tuvo lugar la primera meditación, en una explanada entre pinares justo antes del faro de Cerro Godo, desde donde podíamos divisar a un lado parte de la sierra de Tejeda Almijara y Alhama y a otro lado, el mar, que incluso al cerrar los ojos podías olerlo.
Tras esta primera meditación, continuamos la ruta a un ritmo tranquilo pero firme e hicimos la circular completa a Cerro Gordo. Una vez en la carretera en una parada para retomar aliento, hidratarnos y picotear algo, tuvo lugar una interpretación del medio natural.
Continuamos la marcha en descenso, hasta la playa de Cantarrijan. Allí hicimos una parada para comernos unos bocadillos y fue donde tuvo lugar la segunda meditación, más larga que la primera, que yo particularmente viví con mayor intensidad; “la meditación de la montaña”. Mientras el viento de poniente azotaba nuestros cuerpos y la tenue voz de Carmen apagada por Eolo entraba en nuestros oídos, nos pudimos trasladar al monte que cada uno escogimos a nuestro antojo y poder ser por un momento observadores impertérritos de cuanto sucede a nuestro alrededor. Fue una
experiencia realmente sensacional. Una vez salidos de nuestro corto letargo nos dirigimos a la orilla de la playa y continuamos la meditación cada uno a nuestro amor, durante unos diez minutos.
Con la misma relajación que si de un baño turco hubiéramos salido, continuamos la marcha dirección a la torre de la Caleta, tramo ligeramente en ascensión para continuar llaneando a lo largo de una marcada vereda y espesa vegetación.
Una vez en la torre, tuvo lugar una interpretación geológica en la parte alta del acantilado, donde pudimos disfrutar de un atardecer increíble. Acto seguido iniciamos la vuelta a los vehículos, donde tendría lugar la meditación de despedida.
En resumen; fue una magnifica actividad guiada por profesionales y con un grupo realmente excelente. Gracias a todos, por esta jornada.